Luis Rodríguez

Nació aquí, de padres garafíanos, y fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Luz el 7 de febrero de 1.601. Alcanzó una licenciatura eclesiástica y fue notario del Santo Oficio de la Inquisición. Ordenado sacerdote, pasó a servir en la parroquia del lugar de su nacimiento. Cuando el Rey don Felipe IV creó, el 24 de mayo de 1.660, el beneficio del lugar de Garafía, don Luis fue su primer beneficiario. Falleció el 1 de diciembre de 1.673. Estos datos positivos dicen algo, pero no mucho. Lo que hizo de don Luis Rodríguez un garafiano ejemplar, fue el amor a su pueblo y a sus ideales. Amplió la iglesia de la Luz, con una segunda nave, a costa de la fábrica, de los vecinos y de su propio caudal. Hizo de nuevo el retablo del altar mayor, también a sus expensas, lo mismo que el retablo de San Antonio. Y, con licencia de un diocesano, construyó, de su peculio la capilla del Buen Jesús, en su iglesia de la Luz, cuyo patronato se reservó y transmitió después a su familia, con dotación propia para las fiestas del Buen Jesús. Esta capilla tiene sacristía particular con puerta a la capilla, dotó, asimismo, las festividades religiosas de San Luis, Santa Lucía, San José, San Diego y San Sebastián, Dejó una manda pía (legado forzoso incluido en los testamentos y sucesiones intestadas, cuya recaudación estuvo destinada a socorrer a los damnificados por la guerra de independencia) para huérfanos pobres, a la que vinculó sus bienes, y legó la casa que había sido de su propiedad para casa rectoral. Sus honras fúnebres aquí en Garafía, a las que asistió una lucida representación del clero de La Palma, hablan el respeto y la consideración que alcanzaron sus virtudes religiosas y cívicas, su actividad, su magnificencia, pues lo ofreció todo a su pueblo y a sus ideales religiosos, y con sus actos enalteció el nombre de Garafía en el siglo XVII.